martes, 11 de septiembre de 2012

La marihuana será legal en Cataluña (Parte 2)


Situación legal

Con estos mismos argumentos en la mano, y tras la aprobación del Parlamento de Cataluña, en marzo de 2001 se presentó ante el Senado una iniciativa parlamentaria para instar al Gobierno a impulsar la legalización del cannabis y sus derivados para usos terapéuticos. En la proposición no de ley, los expertos llamados a consulta mencionaron estudios científicos que destacaban que en la composición de la planta hay componentes químicos que causan la desaparición de los vómitos y la ansiedad en enfermedades como el cáncer o el sida, que requieren tratamientos muy agresivos. Además, explicaron que los componentes químicos del cannabis que no producen efectos psicoactivos tienen mayor eficacia como antiinflamatorios, especialmente para la artritis.
La proposición también señalaba que "la situación de ilegalidad en la que se encuentra" la droga "impide que los beneficios de su uso puedan ser una opción" para muchas personas y explicaba que la "acción más eficaz la proporcionan los extractos estandarizados de la hierba y no sus fracciones químicas".
La propuesta no prosperó, pero poco después el Ministerio de Sanidad anunció que los servicios de oncología de los centros hospitalarios españoles podrán recetar un fármaco cannabinoide sistético -el Nabilone- para aliviar las náuseas que provoca la quimioterapia. El medicamento, que se trae desde Gran Bretaña porque aquí no ha sido presentado por ningún laboratorio para su aprobación en la Agencia Española del Medicamento, se debe solicitar a Sanidad a petición del facultativo y sólo podrá aplicarse en enfermos que hayan fracasado con la administración de los actuales productos antieméticos. Además, tampoco es recomendado para todos los casos; las reacciones adversas que provoca pueden ser tan graves e incapacitantes como los vómitos; efectos neurológicos, vértigo, confusión, adormecimiento, euforia...., aunque también elimina la dificultad que ofrece la planta para determinar la dosis exacta, y la profundidad de las inhalaciones que debe realizar cada enfermo en cada estado de la enfermedad. Asimismo, las preparaciones de cannabis utilizadas comúnmente son mezclas de muchos compuestos, cuyos efectos a veces se contraponen y, cuanto más baja sea la potencia de la marihuana, más veces necesitarán los enfermos inhalarla para notar sus efectos, lo que incrementa el riesgo de efectos secundarios.
Desde el Plan Nacional de Drogas no se habla de la prohibición de los usos médicos de la marihuana, simplemente se insiste en que "no existe ningún estudio definitivo y categórico que demuestre de forma irrevocable" las ventajas del uso terapéutico del cannabis o su principio activo -el THC- frente a otras sustancias que ya se utilizan en la farmacología. Según reiteradas declaraciones del delegado del Gobierno, Gonzalo Robles, "nadie se opone a que se puedan usar las sustancias desde el punto de vista terapéutico, al igual que las derivadas del opio o la codeína, pero hay que estudiar si los efectos positivos para la salud son más importantes que los problemas que pudiera generar este tipo de conducta". También se pone especial empeño en desmentir que tras la hipotética aprobación del uso médico de la marihuana se vaya a pasar a la legalización de su uso lúdico. De hecho, una de las principales preocupaciones de los responsables del organismo es que los consumidores no perciben el daño inmediato y la percepción de riesgo ha bajado, lo que se hace especialmente grave en el aumento registrado del consumo experimental de esta sustancia entre los escolares, víctimas de la manipulación de las informaciones de los supuestos efectos terapéuticos, y por ende no nocivos, de la 'maría'.


Tras Cataluña, Baleares, Aragón y Andalucía también han puesto en marcha iniciativas similares. En Bélgica, Alemania y algunos estados norteamericanos, los enfermos disponen de pastillas con el principio activo de la marihuana con el nombre de Marinol. En Inglaterra, además, se ha rebajado la calificación de peligrosidad y se ha despenalizado la posesión de pequeñas cantidades de cannabis, aunque sin llegar a la situación de Holanda o Suiza, porque en Gran Bretaña la droga sigue sometida a un mercado ilegal. Los más decididos han sido los canadienses, quienes bajo estricto control médico han facilitado a los enfermos el acceso a la propia planta y no a sustitutivos sintéticos.
En cualquier caso, a la marihuana, que nunca ha dejado de ser considerada una droga blanda, le ha tocado abrir camino ante la posibilidad de emplear con fines terapéuticos otras sustancias adictivas más fuertes. El año pasado, en España se aprobó la posibilidad de presentar proyectos de ensayo clínico relacionados con la heroína a la Agencia Española del Medicamento. Estas pruebas, que sólo se podrán realizar un tiempo limitado y sujetos a unas rígidas condiciones, pretenden comparar los efectos de la heroína, la morfina y la metadona orales en heroinómanos que presentan fracaso reiterado en todas las alternativas terapéuticas convencionales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario